jueves, 19 de enero de 2006

La historia del loro que destruyó un amor

Suzy Collins y Chris Taylor, una feliz pareja de enamorados de la británica ciudad de Leeds, seguirían viviendo juntos si Ziggy hubiese cerrado el pico. El loro gris africano de ocho años comenzó a repetir "I love you, Gary" cada vez que sonaba el teléfono celular de Suzy.

Gary era el mejor amigo de Chris Taylor, un programador de computadoras, que vivía con Suzy en su departamento de los suburbios de la ciudad del norte del Reino Unido. Taylor comenzó a sospechar cuando oyó que su loro Ziggy también saludaba con un excitado "¡Hiya Gary!", e imitaba la voz de Suzy en "versión mimosa", ante cada llamado telefónico.

El misterioso Gary se volvió una obsesión para Ziggy, que repetía el nombre incluso cada vez que lo escuchaba en la televisión, en una novela o serie. Al final Chris se hartó y enfrentó a su novia Suzy, quien terminó por admitir que llevaba tres meses de infidelidades con Gary, un ex colega de trabajo.

Suzy no tuvo otra opción que hacer las valijas e irse del departamento después de un año de relación con Chris. Ziggy pudo ser la alegre companía del destruído novio engañado, pero lo traicionó su naturaleza. Sin saber hasta donde hería a su dueño y sin medir su dolor, siguió repitiendo "I love, you, Gary" en copia fiel de la voz de la desalojada Suzy, cada vez que sonaba el teléfono. Chris tomo la difícil decisión de borrar a Ziggy de su vista, de su oído y de su vida. "No lamenté ver irse a Suzy después de lo que hizo. Pero me rompió el corazón dejar ir a Ziggy," admitió Chris Taylor. "Lo adoro y lo extraño.Pero era una tortura escucharlo decir ese nombre una y otra vez" declaró a la prensa. Suzy defendió al loro. "No estoy orgullosa de lo que hice, pero estoy segura que Chris debería admitir que nosotros teníamos problemas" aseguró, excusando a Ziggy de toda culpa.

Ziggy, bautizado con ese nombre en homenaje a Ziggy Stardust, alter ego del cantante David Bowie, ya encontró nueva casa y nueva aureola de celebridad. Pero nadie está a salvo de sus indiscreciones: al fin y al cabo es un loro y conoce muy bien su oficio.

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